Julio Sánchez lleva casi 30 años en el agua. No, no hizo una de esas aventuras a mar abierto uniendo dos continentes. Julio es remero y entrenador. De la mano del deporte recorrió distintos puntos del país y del mundo hasta llegar a Estados Unidos. El remo fue, dice él, «la oportunidad de ser alguien». Aún hoy sigue representando al Paraná Rowing Club en competencias internacionales.

El río Paraná nace en Brasil, fluye por Bolivia para luego atravesar Paraguay y Argentina. Es el segundo más largo de Sudamérica y el más caudaloso de nuestro país. En su camino hasta desembocar en el Rio de la Plata bautiza a la ciudad donde nació Julio Alberto Sánchez en 1976.
Un leve acento español impregna las palabras de Sánchez. Más de cinco años en Barcelona dejaron un ‘joder’ incrustado en su vocabulario. De su experiencia norteamericana, en cambio, no quedan rastros en la construcción de sus oraciones.
Con más de 1,90 mts, cabellos largos que le ocultan las orejas y parte de su cara, Sánchez tiene marcado en el cuerpo las características de su disciplina: las piernas gruesas exponen los años de entrenamientos para un deporte que hace culto de la fortaleza en las extremidades inferiores.
«El remo fue una oportunidad de expresarme, para sentirme bien, para encontrarme a mí mismo, para expresar lo que sentía, lo que hacía. Fue una oportunidad, más que nada, de ser alguien, de tener una muy linda adolescencia, de luchar por algo para conseguirlo».
De mirada firme, le imprime seriedad al tema que lo apasiona: la técnica, la competencia, los métodos de entrenamiento.
De pibe, su estatura fue más una dificultad que una ayuda para practicar los deportes más populares, como el fútbol por ejemplo. Lo intentó, de todos modos, pero no funcionó. Conseguir zapatillas talle 45 también resultaba una complicación, sobre todo para sus padres. Un breve paso por la natación y el Club Recreativo tampoco consiguieron entusiasmarlo.
Sus compañeros del colegio La Salle lo incentivaron para ir a remar. Las primeras prácticas no fueron fáciles: era difícil coordinar los movimientos, ni siquiera podía salir del remanso que marea frente a la playa del Rowing. Sin embargo, ese mismo pibe, algún tiempo después, sumaba triunfo tras otro y se alzaba con más de 10 victorias en competencias nacionales.
También se consagraba Campeón Argentino comandando el doble par en la categoría Junior, en equipo con Leandro Acosta.
La dupla Sánchez/Acosta todavía hoy es el último bote campeón argentino del club. La pista del Callao, en Lima, vio a Julio campeón sudamericano en cuádruple par junto a Gastón de Marco, de Mar del Plata, Leandro Perrot y Pablo Papasiens, de Buenos Aires. Además fue subcampeón en single.
En Paraná poco más de un centenar de personas practican este deporte actualmente, contemplando las diferentes categorías competitivas y también su modalidad recreativa, con chicos desde los 11 años hasta adultos de 70 años o más. Como toda actividad náutica suele tener menor asistencia con los fríos del invierno para repuntar con la llegada de la primavera.
Como todo deporte amateur, el remo se sustenta en los aportes de los propios deportistas, padres, ex-remeros y algún subsidioocasional, que nunca resultan suficientes para afrontar las exigencias de una disciplina sacrificada. Y como también es habitual, la federación, los entrenadores y los centros de entrenamientos nacionales están centralizados en Buenos Aires, lo que hace aún más difícil llegar desde el interior.
De ida y vuelta

En aquel momento Paraná quedó chica para sus expectativas como remero. A una edad en la que muchos deciden dejar la competencia de alto rendimiento, Julio decidió que iba a seguir con el deporte pero fuera de su ciudad. Sin embargo, admite, «no sentía la misma motivación y todo el sacrificio que había hecho no se correspondía con la satisfacción que me daba el deporte». Ya en Rosario logró una beca para estudiar educación física. No tardó mucho en llegar al barrio de Arroyito. Al lado del Gigante se emplaza el Club de Regatas Rosario, donde se forjó el remero más importante del país, Alberto Demidi.
«Teníamos un equipazo, con Gustavo Pacheco de entrenador. Íbamos solamente tres veces por semana. Remaba con Santiago Salinas, y Mario Cejas (olímpico en 2012). Durante dos años seguidos ganamos todo. Yo estudiaba, trabajaba y remaba. Ahí tuve muchas oportunidades de ser buen remero pero las desaproveché, conscientemente». Luego, las responsabilidades, los trabajos, como seguridad de boliche o profesor de tenis, le quitaron tiempo y posibilidades. Un breve paso por el Rosario Rowing Club, en 2002, le pusieron fin, momentáneamente, a la carrera como remero.
Previamente, y continuando el camino que en los ’80 había marcado el remero olímpico Gustavo Calderón, Julio había probado suerte a la cuna nacional del remo. Estuvo un año en las filas del Nahuel Rowing Club de Tigre, donde compartió equipo durante con reconocidos deportistas, aunque con muchos altibajos. En 2014, otro talento local, Pablo Orsaria, también seguiría esos pasos.

Justamente en mayo de 2012 Orsaria, la joven promesa del momento, acompañaba a Julio en su despedida como remero oficial, con los mismos colores con los que había empezado hacía 19 años. En la Laguna Setúbal, frente al Regatas Santa Fe y tras 19 años, volvió a vestir los colores del Rowing. El frío y los camalotes de la Laguna Setúbal, frente al Regatas Santa Fe, fueron testigos del cuarto puesto por detrás de Zárate, Campana, y los locales. Eran sus vacaciones, las que hizo coincidir con una fecha oficial del calendario de la Asociación Argentina de Remo.
Dos años más tarde volvió a representar al Rowing, esta vez en la categoría Máster. En la Bahía de Asunción, Paraguay, logró dos medallas de oro en el Campeonato Sudamericano de la categoría, en otro de sus períodos de descanso.
Experiencia internacional
Mientras un desconocido Lionel Messi hacía sus primeras armas en la primera división de la liga española de fútbol, otro argentino buscaba una oportunidad que no encontraba en su país. Las olas del Mediterráneo y el espejo de agua del canal olímpico artificial de Castelldefels fueron los polos directamente opuestos donde, con el mismo equipo, Julio siguió remando.

El Club de Natación Badalona se encuentra a orillas del mar y además del deporte que le da nombre, desarrolla distintas actividades náuticas. Julio llegó como profesor de gimnasia, pero los dos remos cruzados por detrás del escudo de la institución lo acercaron nuevamente a su deporte y a enseñar la actividad en una modalidad diferente a la olímpica.
«Me invitaron a remar con ellos y a partir de ahí no paré. Y hasta el día de hoy estoy tratando de recuperar el tiempo perdido». El remo de banco fijo implica el escaso uso de las piernas, suplido por una gran fortaleza en espalda y brazos. El llaüt es una embarcación de ocho remeros, muy tradicional en Catalunya, Andalucía y la Comunidad Valenciana.

En el otro extremo de la ciudad se encuentra el Canal Olímpico creado para las competencias de canotaje de Barcelona ’92. «El Barcelona Club de Rem, que tenía la modalidad de banco móvil, tampoco tenía escuela. Entonces propuse fusionar los dos clubes de manera que las regatas de banco fijo las corríamos como Badalona, y las de banco móvil como Barcelona, con el mismo grupo de chicos. En banco fijo ganamos casi todo, y en banco móvil llegamos a lograr el campeonato de España en Ocho con timonel en 2011». Con el club catalán participó del mundial de remo coastal (remo de banco móvil en el mar) en Estambul.
Tras formar su familia (su mujer Audrey, francesa, y su hijo Luc) Julio trasladó su pasión al río Caloosahatchee y la rara geografía de la isla de Florida, Estados Unidos. Se asentaron en Fort Myers, a 20 minutos en auto de Cape Coral, donde está el pequeño club homónimo. En medio, hubo un breve paso por el Miami Rowing Club donde entrenó a los novicios y las categorías
Elite. «Nos fue bien, ganamos regatas importantes, pero decidí volver porque mi esposa seguía en Fort Myers, en la costa opuesta de la isla».

Pero el 2016 trajo nuevos horizontes y el Parque y Reserva Hoover, a las afueras de Columbus, Ohio, se convirtió en la nueva pista de remo para Julio. Allí se asienta el WestervilleCrew, donde comenzó como entrenador de los remeros novicios y ahora se desempeña como coach principal. El crudo invierno imposibilita durante varios meses las salidas al agua, priorizando los
entrenamientos en los simuladores de remo bajo techo.
Hace pocos días Julio comunicó que viajará a Sarasota en septiembre de este año. Confirmó que llevará el escudo del Rowing del lado izquierdo de su pecho en el mundial de remo para las categorías de veteranos.

Foto 1: Julio Sánchez y Leandro Acosta, Doble Par Junior Campeón Argentino 1993
Foto 2: Tapa del boletín informativo de Rowing en 1993
Foto 3: Recibiendo un trofeo en Estados Unidos, representando al Cape Coral Rowing Club.
Foto 4: Remando en Llagüt para el Club Natació Badalona (tercero de derecha a izquierda)
Foto 5: Junto a Pablo Orsaria, Doble Par Senior, regata oficial en Santa Fe, marzo de 2012.
Foto 6: En su papel de entrenador en Estado Unidos.
Foto 7: Remando el Ocho con timonel del Barcelona Club de Rem (con vincha blanca).
Foto 8: Como entrenador en Westerville, rodeado por una de sus tripulaciones.