¿Cuantas veces más en mi vida voy a cantar ante tanta cantidad de gente?, se preguntó Albertina, más de una vez, al borde del escenario, con la visión de una multitud bailando al ritmo de “El bombón asesino”. Algo parecido sintió Mauricio cuando paseaban juntos en pleno centro porteño: desde una disquería se proyectaba el video del show.
Albertina y Mauricio son dos apasionados de la música, que por estos días viven una de sus máximas experiencias como cantantes: recorrer los escenarios del país junto a Los Palmeras.
La ciudad de Santa Fe es conocida por el puente Colgante, el liso, el alfajor y Los Palmeras, como auténticos abanderados de la cumbia santafesina, una especie de himno de estas tierras. El grupo comenzó a tocar en bailes de la ciudad allá por 1978 y todavía hoy recorre el continente, con el respaldo que le ofrecen los éxitos que anudan, uno tras otro, a partir la identificación directa entre sus canciones y el gusto popular.
Dueños de miles de hits, hasta Maradona mostró al mundo que los escuchaba en Dubai cantando sus temas mientras caminaba- y bailaba- en la cinta.
En 2017, Los Palmeras cumplieron 45 años de trayectoria y lo celebraron re versionando algunas de sus canciones en formato sinfónico. Detrás de esa idea estaba, desde el inicio, Rubén Carughi, renombrado músico y director.
Entre otros proyectos, Carughi es el director de Trombonanza, un curso de perfeccionamiento instrumental para trombonistas, eufonistas y tubistas en cualquier nivel de ejecución y orientado tanto a la música académica como a la música popular y jazz. Este encuentro se realiza en Santa Fe desde el año 2000 y reúne a músicos profesionales y aficionados de todas las edades.
En 2016, los participantes de Trombonanza cerraron el ciclo tocando el clásico-por tierras santafesinas- “La Suavecita”, con arreglos para trombones, con “Cacho” Deicas, voz de Los Palmeras, como invitado.
Esa reunión encendió la llama para poner en marcha el proyecto, agregar coros e instrumentos de orquesta a algunas de las canciones más memorables del grupo. Los arreglos musicales de todos los temas fueron hechos por Rubén Carughi, incluyendo los corales. De la larga lista de éxitos se eligieron veinte temas, respetando la composición original. Lo siguiente fue armar el grupo de voces e instrumentos, la llamada Filarmónica.
Alejandro Molinas fue el director elegido para conformar el coro. La Filarmónica está formada por integrantes del Coro Polifónico de Santa Fe y músicos de la Orquesta Sinfónica de Santa Fe y de la Orquesta Sinfónica de Paraná. Son 44 músicos y 12 coreutas que dependen de una productora que se encarga de buscar los recursos, en parte del estado y en parte de empresas privadas.
DESDE ADENTRO
Albertina Marín y Mauricio Lisa son compañeros de vida y llevan muchos años cantando en distintos coros y grupos musicales de la ciudad de Santa Fe, en su mayoría, de música popular latinoamericana. Mauricio también forma parte del Coro Polifónico de la provincia de Santa Fe y fue uno de los tenores invitados por Alejandro Molina para formar parte de este proyecto “Sinfónico”.
Mauricio cuenta que en su mayoría el coro está conformado por integrantes del Polifónico de Santa Fe. Molina le ofreció participar a otras voces de este grupo pero no quisieron por tratarse de un espectáculo de música tropical. Más adelante, cuando vieron el trabajo realizado se arrepintieron y repetían “si nos hubieran explicado bien… Nosotros tampoco sabíamos de qué se trataba pero no dudamos ni un segundo en aceptar”, afirma Mauricio.
Para terminar de armar el grupo de coral, se convocó a otras voces que también cuentan con mucha trayectoria, como Albertina, quien se sumó a las contraltos
Antes de unirse, cada uno preparó su parte, las voces por un lado y la orquesta por otro; luego vino el trabajo en conjunto. La grabación de temas se hizo entre julio y agosto de 2017, después comenzaron los ensayos para las presentaciones en vivo y la grabación del DVD.
DE IGUAL A IGUAL
El ensayo general, antes del primer show en Rosario, fue en el Centro Cultural de Santa Fe. Los dos recuerdan muy bien como fue ese primer encuentro con Los Palmeras. “Estábamos exaltados, súper entusiasmados sacándonos fotos con los integrantes del grupo, pero al mismo tiempo nos sentíamos muy bien porque en realidad era lo que hacemos normalmente todos los músicos de orquesta y los de coro, estudiar nuestra parte y pararnos a cantar en un escenario” explica él.
En cambio ellos, con decenas de miles de escenarios en su historia, se veían nerviosos, no sabían cómo pararse en el escenario y admitieron que nunca habían ido a un concierto. Albertina recuerda que se hizo un silencio y asegura “esa situación revela también la humildad de ellos; son seres absolutamente sencillos y cálidos”. Para Los Palmeras también era una novedad prepararse para tocar en ese formato y ante tanta gente.
LA ADRENALINA DEL VIVO
El 1° de octubre se realizó el recital en Rosario, eso fue como una especie de gran ensayo, los dos coinciden que ese primer show sirvió principalmente para moderar el entusiasmo de la orquesta y del coro. “Uno no puede mantenerse ajeno a lo que inspira esa música. Estábamos medio desaforados”, confiesa la voz femenina y explica que la intensidad que se produce es difícil de controlar, aun siendo parte del espectáculo.
En Rosario se coordinó que las mujeres bailaran de una forma, los hombres se muevan de otra y que los músicos se pararan a bailar en determinados temas, entre otros detalles.
Una semana después se hizo la presentación en la costanera santafesina. Según los conductores del evento, se reunieron unas 90.000 personas para ver el show. Esa tarde se filmó el recital que forma parte del DVD. Sobre el cierre, Carughi agradeció a los presentes y afirmó: “La cumbia es el símbolo musical de Santa Fe, es nuestra, es lo más lindo que tenemos, es lo que nos une”.
LA “POPULARIDAD”
El espectáculo recorrió el país en escenarios al aire libre, en su mayoría fueron gratuitos y transmitidos en directo por televisión e Internet.
Hasta la fecha se realizaron nueve shows que disfrutaron alrededor de 600.000 personas. Nunca hubo un disturbio. Es una fiesta de la familia y de los amigos que se vive con entusiasmo, atraviesa todas las clases sociales y se transmite de generación en generación. La vez que menos convocatoria hubo fueron 30.000 personas en la Fiesta de la Cumbia en Santa Fe.
“Desde el principio fue una fiesta, yo pensaba ¿cuantas veces más en mi vida voy a cantar ante tanta cantidad de gente?, pero lo que pasó superó ampliamente lo que uno esperaba, en todo sentido”, dice Albertina.
Los dos aún se sorprenden cuando escuchan sus voces en la peatonal santafesina pero quizás las vivencias más impactantes suceden en otras provincias, donde se toma dimensión del fenómeno Los Palmeras. En su visita a Buenos Aires se sorprendieron al parar en un semáforo y ver en una disqueria la imagen del video “bajamos la ventanilla y ¡sonábamos en calle Corrientes!” completa la frase Mauricio.
Los coreutas se ubican en el costado izquierdo del escenario y sus caras aparecen en las pantallas durante casi todo el recital. Eso provoca que la gente los reconozca, les pida fotos y autógrafos. Y al ser transmitidos por Internet, trasciende los límites nacionales. Amigos suyos que están viviendo en otros países también podían disfrutar del show gracias a las redes sociales.
Con los demás integrantes del coro se conocen de hace mucho años, siempre unidos por la música y por eso lo disfrutan el doble porque además de ir a cantar, comparten un viaje con amigos. “La pasamos muy bien, son dos horas que la gente se olvida de los problemas, disfruta, interactúa y nosotros también, esa magia es maravillosa”, confiesa Albertina.
El 29 de mayo pasado se entregaron los Premios Gardel y “Los Palmeras Sinfónico- 45 Años” ganó en el rubro mejor álbum de música tropical. Un reconocimiento a la música santafesina, esa capaz de unir a una ciudad desde un escenario, juntando a músicos de diferentes estilos y reuniendo a familias enteras y atravesando clases sociales. No es poco decir en tiempos de enfrentamientos y aguas divididas.