Victoria Stéfano: «La militancia es una respuesta a las profecías del fracaso»

Publicado el: 23 mayo, 2019 Última actualización: diciembre 21, 2023

En el marco de la Tecnicatura en Gestión Cultural, visitó la FCEDU Victoria Stéfano, activista LGTBIQ+, referente nacional de disidencias sexuales de La Poderosa y del Frente de Géneros de la misma organización en Santa Fe | Tras la reciente inauguración del Centro Cultural «Marielle Franco» en el barrio Chalet, Vicki compartió con estudiantes del Taller de Producción en Lenguajes cómo entiende La Poderosa la disputa cultural.

Fotos: Soledad Boc-Ho

En el patio de la Casona –el nombre de entrecasa del edificio de Alameda 109/115– se improvisó el escenario para la conferencia de prensa. El formato despertó los nervios de más de una y más de uno de los estudiantes que, tal vez por primera vez, sostuvieron un micrófono para preguntar. Incluso Victoria Stéfano aseguró estar nerviosa, a pesar de que suele tener «muy buena perfomance escénica». Le habían preguntado si le parecía importante compartir la experiencia en la Universidad y ser elegida vox populi para la entrevista.

«Vengo haciendo cosas muy extrañas, comentando películas, por ejemplo. Cosas que los pobres en general no hacen –aprovechó a señalar–. Estar acá también es la responsabilidad de traducir un montón de discusiones a este ámbito». En una hora y cuarto, la entrevista se convirtió en una clase. Es que Victoria Stéfano también quebró otro de los límites puestos a las travas, históricamente: estudió un profesorado y pronto será docente.

Foto: Soledad Boc-Ho
Foto: Soledad Boc-Ho

Cuando le preguntan por qué empezó a militar, apunta ahí directamente: «Lo dijo alguien más y yo lo repito: existo porque resisto. Cuando nos ponemos a pensar en las condiciones de vida de las personas trans hablamos de un promedio de vida de 32 años, de la expulsión familiar, del estado que se cruza de brazos. La militancia es una respuesta a las profecías del fracaso. Y es una militancia de vida cuando las condiciones de existencia tienden a tu destrucción».

Fue el viernes 17 de mayo. Exactamente el mismo día que, en 1990, despatologizaron la homosexualidad: «Por militancia –volvió a remarcar Victoria–. Así, un día, vamos a decir que logramos justicia por todas y el cupo laboral trans».

 

Marielle vive en Chalet

El ejercicio de una conferencia de prensa entre gestores y gestoras culturales tiene particularidades interesantes: casi nadie pregunta pensando en la efectividad de la respuesta. Se preguntó siempre con inquietud de hacedores e incluso en las preguntas más obvias había una interpelación. «¿Te sentís gestora cultural?». Tal vez Victoria nunca se lo preguntó, pero responde que «en la disputa constante en el tejido de sentidos, que es la cultura» ella mella, sobre todo, en el sentido común.

Foto: La Poderosa

La Poderosa es una organización social cuya pata fundamental en la disputa de sentidos es La Garganta Poderosa, una revista producida desde barrios y villas de todo el país. Construirse y organizarse como comunicadores y comunicadoras en una sociedad donde quienes hablan de la pobreza nunca son pobres –como suele remarcar Nacho Levy, uno los referentes de la asamblea de Zavaleta–, fue el camino que tomaron para empezar a transformar la realidad de los barrios.

Foto: Cobertura colaborativa – Cumbre de base de La Poderosa (julio 2018, Porto Alegre)

Y en ese «dar la batalla cultural» desde la revista, desde los talleres de comunicación, educación o fútbol popular «empezamos a percibirnos como creadores y creadoras de cultura», dice Vicki. En el barrio Chalet, al oeste de la ciudad de Santa Fe, la asamblea de vecinos y vecinas organizadas en La Poderosa decidieron abrir un centro cultural, entendiendo su «importancia fundamental en esta coyuntura social, económica y política» y volviendo a desafiar el designio natural de la cultura para unos pocos.

Eligieron que se llame Marielle Franco, en homenaje y reinvindicación a la concejala asesinada en Río de Janeiro el 14 de marzo de 2018. «El feminismo ha logrado desestructurar una forma de entender la cultura» y «queríamos que el nombre condense lo que entendemos como un feminismo villero, negro, sudaca, piquetero, gordo, latinoamericano», remarcó Victoria. Para ella, si no fuera Marielle, otros nombres posibles hubieran sido Diana Sacayán o Berta Cáceres.

Desde que existe el centro cultural «hay menos gente que duerme la siesta en el barrio, pero hay muchos pibes que en vez de estar vendiendo o drogándose, están viendo una peli, haciendo un taller», reforzó, al mismo tiempo que insistió en que el desafío es no reproducir «el taller de rap sólo para los pibes».

Foto: La Poderosa
Foto: La Poderosa

Cuando le preguntan por lo que identifica a La Poderosa y la cultura villera, Vicki no duda en resaltar, además de la mística de las canciones, el grito abierto y escribir en rima –algo que distingue la escritura de La Garganta Poderosa–, la plurinacionalidad: «Nuestras villas son la construcción de la gente que sobraba en un montón de lugares, de países y de comunidades, porque fueron siendo echados de sus propios territorios». Por eso cada vez que se festeja el día de la pacha o el de la madre latinoamericana, mientras las ciudades siguen su pulso de homogeneidad, «es revolucionaria esta construcción de la cultura: sostenemos las costumbres como una forma de resistencia».

 

Feminismo villero

Toda la charla discurre por sitios que se tocan con esa palabra. «El feminismo villero viene a poner en disputa el sentido particular que tiene el feminismo, pensado como un movimiento unívoco», aclara Vicki: «El brazo más hegemónico del feminismo es blanco, de clase media y muchas veces académico, que argumenta en base a las pobres. ¿Pero cuántas mujeres pobres hablaron en el Congreso cuando estábamos discutiendo el aborto? Sólo Norma Cuevas, la madre de Ana María Acevedo».

Pedido de justicia por Marcela Chocobar, trans oriunda de Salta, asesinada en 2015 en Río Gallegos | Foto: Soledad Boc-Ho.

Entonces, «cuando parece que el feminismo es una cosa acabada nosotras lo ponemos en cuestión y lo entendemos como parte de un laburo diario para compañeras. Y para compañeros también, invitándolos a que se repiensen en sus privilegios, aún en los contextos más difíciles, interpelándose entre sí y callándose la boca».

El caso de Ana María Acevedo es un emblema de la lucha por el aborto en Santa Fe: tenía 19 años, 3 hijos, un cáncer de mandíbula y un embarazo reciente. En el Hospital público Iturraspe le negaron un aborto terapéutico, nunca le dieron tratamiento oncológico y la obligaron a continuar con el embarazo hasta hacerle una cesárea, a la que Ana María sobrevivió por 14 días, hasta su muerte.

Trailer del documental «Que sea ley» (Solanas, 2018) | Recupera el testimonio de Norma Cuevas

«Cuando una piba del barrio, que nos decía putas aborteras, ahora sale con el pañuelo verde y posa en el mural que hicimos por Ana María Acevedo, al lado de su mamá, me cae la ficha de que era por acá», dice Victoria.

Foto: Eliana Digiovani.

Actualmente, La Poderosa trabaja en la instalación de Casas de las Mujeres y Disidencias en distintos puntos del país, una necesidad que surgió ante la ausencia del estado y detectar que «los femicidios de nuestras compañeras no eran contados por los medios de comunicación ni va a haber marchas multitudinarias por nosotras».

Marlene Wayar, Susy Shock, Camila Sosa Villada, Norita Cortiñas, Claudia Korol, la Negra Albornoz, Jesi y Joha –compañeras de La Poderosa– y «mi vieja, que es la primera feminista villera que conozco», son las referencias que Vicki elige invocar, además de las que ya no están, «que siempre están», como Lohanna.

 

Quién es Victoria Stéfano
Victoria con la Negra Albornoz.

«Victoria es antes que todo travesti. Travesti porque denuncia la colonialidad –ellos nos nombraron por primera vez travestidos. Después villera, por esta construcción política de orgullo, que le hace frente a toda la cultura hegemónica que construye villero como lo malo, peligroso. Te enseñan que no existís, te enseñan a odiarte. Soy mis calles de tierra, los chamamés que escuchaba mi papá a la mañana, la reina de los estofados, quizás docente algún día, militante, activista trava. Soy mi vieja renegando con un alcohólico. El proyecto obrero de mi hermano. Y también soy originaria. Hace poco descubrí que la mamá de mi viejo era una mujer mocoví. Revisen sus historias. 500 años después nos siguen robando, que no nos roben más».

 

Texto: Rocío Fernández Doval – Área de Comunicación Institucional
Fecha: 23/5/19
Victoria Stéfano: «La militancia es una respuesta a las profecías del fracaso»
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