Durante el segundo semestre de 2025, la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER recibió a estudiantes de Uruguay y Brasil en el marco de los programas de movilidad académica. Miguel Ottonello Alves y María Belén Bentancor Pérez, ambos de la Universidad de la República, y Deborah Kevin, de la Universidade Federal do Rio Grande do Norte, cursaron distintas asignaturas en la FCEDU y compartieron cómo fue la experiencia de estudiar, habitar la ciudad y formar parte de la comunidad universitaria.

La movilidad académica forma parte de una política institucional orientada a fortalecer la internacionalización de la educación superior y a promover el intercambio de saberes, prácticas y miradas entre universidades públicas de la región. En ese marco, la FCEDU recibe cada año a estudiantes de otras instituciones de Latinoamérica, instancias que generan espacios de formación atravesados por la diversidad cultural y el diálogo académico.
Desde sus primeras semanas en Paraná, Miguel, Deborah y María Belén destacaron el ritmo de la ciudad, la cercanía en el trato cotidiano y las particularidades del cursado en la Facultad. Las diferencias con sus universidades de origen, lejos de vivirse como obstáculos, se transformaron en oportunidades para repensar modos de aprender, enseñar y vincularse dentro de la universidad pública.
Voces del intercambio
¿Por qué elegir un intercambio y por qué la FCEDU–UNER?
Para María Belén Bentancor, la decisión estuvo atravesada por el deseo de vivir una experiencia académica y humana distinta: “Necesitaba moverme, conocer otras formas de estudiar y de pensar la comunicación y la educación. Elegí la FCEDU porque tenía muy buenas referencias, sobre todo por su mirada crítica y humana”.
Desde Brasil, Deborah Kevin cuenta que el intercambio era un objetivo desde sus primeros años de estudio: “Desde que ingresé a la universidad tenía el sueño de hacer un intercambio en un país hispanohablante, y por eso elegí venir a la FCEDU”.
Primeras impresiones: la ciudad y la Facultad
La tranquilidad de Paraná fue uno de los aspectos más mencionados. “Es una ciudad con mucha gente, pero no se vive siempre acelerado. Venía del ruido de Montevideo y encontrar ese ritmo fue algo muy positivo”, señala María Belén.
Miguel Ottonello Alves coincide y define a Paraná como “una ciudad con alma de pueblo”, donde conviven la infraestructura urbana con dinámicas más pausadas, como la siesta y los espacios verdes. En cuanto a la Facultad, destaca el tamaño y la cercanía: “Al ser grupos chicos, la socialización es muy rápida y el trato es mucho más personalizado”.
Diferencias en el cursado y el vínculo con docentes
En comparación con sus universidades de origen, subrayan la cercanía entre estudiantado y docentes y el formato de las clases. Miguel observa que en la FCEDU se diferencian más claramente los espacios teóricos y prácticos, y que las evaluaciones priorizan trabajos grupales y preguntas abiertas.
María Belén resalta que “acá los profesores saben cómo te llamás, qué materias cursás y en qué instancia estás”, algo que atribuye al tamaño de los grupos y a una dinámica más de taller. Deborah, por su parte, señala diferencias en los horarios y en la organización de las carreras, pero destaca como punto en común el acceso y la disponibilidad de las y los docentes.
Aportes académicos y pedagógicos
Las materias cursadas ofrecieron contenidos que, en muchos casos, no formaban parte de sus planes de estudio de origen. Miguel menciona especialmente el abordaje de la salud mental en Psicología y el trabajo sobre identidad en Comunicación y Cultura, experiencias que lo llevaron a repensar su formación como comunicador.
María Belén destaca la articulación entre teoría y práctica, así como la participación de profesionales invitados en las clases: “Eso abre la mirada y permite pensar los temas desde otras perspectivas”. Deborah valora que los contenidos incluyan el contexto histórico y social del país, un aspecto clave para quienes llegan desde otros lugares.
Aprendizajes personales y proyección a futuro
Más allá de lo académico, la experiencia de intercambio dejó aprendizajes vinculados a la autonomía, la confianza y los vínculos construidos. “Me llevo la certeza de que puedo adaptarme y desenvolverme en otros contextos”, afirma Miguel.
Para María Belén, el paso por la FCEDU significó “crecer personal y profesionalmente” y conocer de cerca “una universidad pública habitada por historias, luchas y una construcción colectiva muy fuerte”. Deborah resume la experiencia como una oportunidad para ampliar la mirada sobre otras realidades y fortalecer su proyecto personal y profesional.
Un mensaje para quienes estén pensando en venir
A la hora de recomendar la experiencia, el mensaje es claro. Miguel invita a animarse: “La FCEDU es un lugar que recibe, contiene y te hace sentir parte de la comunidad”. Deborah suma: “Es una experiencia única, que transforma la forma en que vemos nuestra carrera y el mundo”.




