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A partir de las Micropropuestas, presentan escritos en la Feria del Libro 2022 de Santa Fe

En la XXVIII Feria del Libro de Santa Fe – Un río de palabras, que se desarrolla desde hoy y hasta el 16 de octubre en Estación Belgrano (Boulevard Gálvez 1150), será presentado el libro “Tejedoras de palabras”. La cita con 10 participantes de la Micropropuesta del taller de escritura que coordinó la licenciada en Comunicación Social Lorena Cabrol en 2021, será el viernes de 19 a 20 en la Sala Auditorio 1.

 

Había una vez una pandemia que irrumpió en 2020 y la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos, a través de su Secretaría de Extensión y el Departamento de la Mediana y Tercera Edad, dio lugar a las Micropropuestas Educativas y Culturales para y con Personas Mayores. Se trató de la primera línea de acción en emergencia y reunió la interinstitucionalidad con la Dirección de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia y su homónima del municipio de Santa Fe; que depende de la Secretaría de Políticas de Cuidados y Acción Social; Dirección Ejecutiva de Políticas de Apoyo y Gestión de la Autonomía y Subdirección Ejecutiva de Promoción de Derechos y Autonomía de Personas Mayores.

 

Una lluvia de ideas aportó el nombre del grupo: Tejedoras de palabras.

La palabra invitó a la trama y surgió la posibilidad de hacer, volver atrás, arreglar, volver a tejer a gusto. Ellas, fueron escribiendo relatos de vida en el taller de escritura.

Desde el equipo de la Dirección de Adultos Mayores de la municipalidad de Santa Fe, Jésica Tron –quien junto a Silvia Albarracin (jubilada recientemente) fue referente de la Micropropuesta– empezó por el principio de esta historia con final feliz.

“Con UNER en 2020, en plena pandemia, mediante la firma de un convenio empezamos a trabajar las Micropropuestas, todo el año y continuamos en 2021 porque a las personas mayores les gustó la forma novedosa de aprender a través de una pantalla y de volverse a encontrar con sus pares”.

Jésica con el libro de 23 relatos en sus manos, a poco de ser presentado (que bien puede ser una manta de palabras que abrazan), continúa contando: “En 2021, entre todas las Micropropuestas que había, estaba la del taller de escritura. Se sumaron 26 personas de las cuales algunas se animaron a escribir”.

De ese grupo, heterogéneo, nació la madeja, el ovillo y el tejido de cada una de las palabras que resuenan vivencias entre orillas. “Había mujeres que ya venían escribiendo y otras que lo hacían por primera vez”, rescata Tron.

La fascinación por la palabra y el encuentro fue habilitada por las pautas compartidas desde la Micropropuesta y, en ese entorno remoto que fue tan próximo y cercano, compartían modos de escribir y se ayudaban mutuamente.

A partir de esa experiencia maravillosa, para no dejarla en el cierre del taller, la Dirección tuvo la idea de publicar las historias que “ellas” fueron escribiendo. Este año, aún en contacto con el grupo de escritoras, surgió la posibilidad de presentar el trabajo en la Feria del Libro que se realiza esta semana en la ciudad de Santa Fe.

 

Hablemos de interinstitucionalidad

 

Ante la inminente presentación del libro “Tejedoras de palabras”, producción colectiva de personas mayores que formaron parte del taller de escritura habilitado por las Micropropuestas, vale decir:

La firma de un convenio entre la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos; Secretaría de Extensión y el Departamento de la Mediana y Tercera Edad, en lo formal, posibilitó vivencias; acciones; vínculos; trascendencias… Y ahora un libro.

El taller de escritura desarrollado en 2021 por la docente Lorena Cabrol, licenciada en Comunicación Social con Mención en Procesos Culturales, abrió el juego al fuego de escribir. Marco interinstitucional y propuesta de trabajo:

El taller de escritura nacido en la emergencia sanitaria a causa de la pandemia mundial por Covid-19, fue una de las Micropropuestas que se pusieron en marcha para fortalecer la vejez activa con abordaje integral y gerontológico.

La actividad promovió la escritura de relatos en clave cultural, reconociendo la importancia de las historias en la  creación de sentidos colectivos, en la afirmación de identidades y en la construcción de comunidad.

 

BUSCANDO EL BAÚL DE LOS RECUERDOS

Lo busque pero no lo encontré.

Se había ido con el agua del 2003 (INUNDACIÓN),

ya no quedaban recuerdos palpables.

Fotos. Álbumes. Juguetes de mis hijas.

 

Nada.

 

Se llevó todo, hasta nuestros proyectos, ilusiones.

Pero quedaron nuestras vidas.

Lo más importante.

Vino el agua de repente,

no dio tiempo a nada.

Todo se fue.

Quedo la casa vacía…

Iba pasando la vida. Como podíamos.

Muchas tristezas, alegrías.

 

Pero recién después de dos años o más, no sé, pude pasar por la vereda …

 

Hasta hoy …no puedo entrar a mi casa.

Recuerdos de vida.

 

Abuela Gladis

 

 

COLGAR LOS GUANTES

Hagámoslo otra vez, si, la propuesta es: reciclar el amor.

Renuncio de esconderme detrás de tu plato favorito.

También a lucir bella, porque soy bella.

Compartamos este amor tierno y dulce. Te sugiero que tires la toalla o que la dejes

caer, vos elegís.

Hagamos la ronda diaria por la casa y levantemos libros, juguetes… mientras las

miradas y las caricias vuelven a desordenarlos.

Hagamos cálido el nido, abramos juntos la jaula de este amor.

Veamos crecer a los niños, cepillemos sus cabellos, acicalemos sus alas. Mientras

cambiamos sus ropas o lavamos sus manos.

Contarte mis quehaceres puede ser tan aburrido como escuchar los tuyos,

intercambiemos nuestros sueños.

Sonreír mientras juntamos la ropa del tendedero es una buena inversión, en esto de

hacer el amor codo a codo, cada minuto cuenta y nos hará ganar el combate.

Llegar a casa y sentirnos esperados por el otro, es gratificante.

Estoy regalándote un trato: bajemos del cuadrilátero, intercambiemos los mimos.

Recrear el amor…

Terminemos esta competencia entre tu exigencia versus mi eficiencia.

Estoy invitándote a colgar los guantes.

 

Sonia Beatriz Valenzuela

 

 

FIEL TESTIGO

 

No sabía dónde pondría semejante adorno, ese jarrón o florero que tendría más o

menos 50 años.

Recordó el día que se lo regalaron, fue para su casamiento.

Desde que lo tuvo en sus manos sabía que era demasiado grande y ocuparía mucho

lugar.

Pero no dijo nada, es más, agradeció con mucha gentileza el regalo. Era muy fino y

delicado, de colores fuertes, matizado, parecía de cristal.

Cuando se instalaron en su casa, el adorno ocupó un lugar interesante en el living,

sobre una mesita de las llamadas “ratonas” y allí estuvo varios años siendo testigo del

crecimiento de la familia.

El día que se cambiaron de casa, el hermoso y enorme florero corría una suerte

incierta. Al fin fue a parar arriba del hogar a gas, que también estaba en el living (no

había dudas, ese era su lugar).

Al final, fue la reliquia de la casa, fue cuidado como un bien muy apreciado ya que

recordaba el día aquel en el cual se había formado esta gran familia. Él fue testigo fiel y

mudo de todas las vicisitudes que la vida del matrimonio transitó.

El florero seguía intacto, al igual que el amor de la familia que crecía cada día más.

 

Silvia Cecilia Filiberti

 

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