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Yolanda Darrieux de Nux: «En el Departamento tanto docentes como alumnos aprendemos del otro»

Estudiantes del Taller de Producción Periodística «Tomo la palabra» y del Taller de Fotografía «Nivel avanzado» produjeron conjuntamente una entrevista a la mentora del Departamento de la Mediana y Tercera Edad, la profesora Yolanda Darrieux de Nux, en el marco del Centro de Producción y Comunicación del Adulto Mayor (CeProCAM) 2019.


A comienzos de la década del 80 Yolanda Darrieux de Nux era docente titular de la Cátedra de Francés de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) Haciendo sus tareas de traducción para la materia, se enteró de que en Francia existía una universidad para la tercera edad dirigida por Pierre Vellas. Fue así que en ocasión de realizar una beca en aquel país, eligió conocer aquella iniciativa y se decidió a implementarla en la Facultad de Paraná a su regreso. La idea fue bien recibida y contó con la aprobación de las autoridades del momento. Pero los inicios, más que nada dependieron del voluntarismo y del trabajo incansable de pocas personas que, como Yolanda, vieron la oportunidad de brindar algo más desde la Universidad a un público antes impensado: el adulto mayor. Ese fue el comienzo de una institución educativa no formal pionera en América Latina y que hoy está cumpliendo 35 años de trabajo ininterrumpido en pos del mayor protagonismo de las personas mayores. En una distendida conversación, Yolanda Darrieux se dispuso a contestar nuestras preguntas una tarde de mayo.

 

¿Qué significa para usted que el Departamento de la Mediana y Tercera Edad esté cumpliendo 35 años de existencia?

Es una gran alegría. Creo que es relativamente fácil crear algo, lo difícil es continuarlo y que siga creciendo como hasta ahora. Este proyecto comenzó sin presupuesto. Como yo ya era titular de la cátedra de Francés tenía mi dedicación máxima de tiempo y dinero, entonces junto con Guillermina “Chichita” Berio Acosta de Basso (a quien había convocado para que me acompañe) trabajábamos siete horas diarias. Había un trato muy cercano con la gente. Desde el comienzo formé la Asociación de Universitaria de la Mediana y Tercera Edad, que funcionó como una cooperadora y fue una época en que gracias a la cuota de los asociados los docentes cobraron mejor. Además, yo siempre hice coincidir mis viajes a Francia por visitas familiares con los congresos de la Asociación Internacional de Universidades de la Tercera Edad para poder participar. Incluso el nombre de este Departamento “de la Mediana y Tercera Edad” fue una contribución de mi esposo [Augusto Nux] que me animó a incluir a los de la mediana edad que en ese momento estaban con el “síndrome del nido vacío”.

¿Qué cosas o hitos de la vida del Departamento destacaría?

En estos 35 años nunca peligró la continuidad del Departamento, en ninguna gestión de esta casa de estudios, y no le vino mal a la Facultad agregar el número de alumnos de nosotros a los de ellos.
Una de las primeras cosas que hicimos, por optimismo o audacia, fue citar a las demás universidades argentinas, ya que no había en todo el país ningún área que se dedique a adultos mayores. Hoy, todas las universidades tienen un área para la mediana o la tercera edad. Pero nosotros somos los más fuertes porque cuando se creó fue en un momento en que se departamentalizó la Universidad, y así nosotros fuimos un DEPARTAMENTO de la Facultad. En cambio, en otros lados es un programa de extensión, por ejemplo, que dura o no dura según el presupuesto.

 

¿Por qué cree que hasta el momento esta iniciativa no está totalmente subvencionada por el Estado? Es decir, ¿por qué depende en gran parte de la buena voluntad o de autosustentarse?

El defecto principal está en nuestra propia Universidad [la UNER], porque este Departamento debería tener un presupuesto propio con los controles que fueran necesarios.
A mí me duele y me molesta cuando no se abren algunos cursos porque no alcanzan el número mínimo de alumnos. Si hay cuatro viejos que quieren estudiar filosofía, ¡qué alegría! ¿Por qué tenemos que esperar a siete u ocho para abrir el curso? Reconozco que desde la coordinación hay una idea de justicia por la cual se busca un equilibrio y si hay mayor número de alumnos en otros talleres, se favorecen los que tienen menos, pero hay una profunda injusticia de la propia Universidad.

 

¿Cómo cree que se han modificado los intereses de los adultos mayores a lo largo de estos 35 años y de qué manera el Departamento de la Mediana y Tercera Edad fue respondiendo? 

Empezamos con una conferencia magistral del profesor Firpo, formado en Literatura, que se llamó: “Viejos y jóvenes en la historia”, en el salón del Círculo Médico. Después convocamos a distintos conferenciantes de diferentes temáticas. Recogimos las inquietudes de la gente que asistía y nos dimos cuenta que era importante respetar eso y ofrecer otras cosas.
Nos han imitado muchos, otras universidades, otras instituciones, pero creo que la Universidad tiene que hacer una gran diferencia: debe ofrecer conocimiento de mayor calidad. Tiene que haber equilibrio entre un poco de recreación, un poco de creación y algo más: brindar saberes. 

 

¿Cree que el Departamento ha contribuido a eliminar diferencias socioculturales, económicas, religiosas, etarias y de género en la sociedad?

Yo creo que sí. Y lo he podido constatar ahora, como alumna del Departamento. Me he inscripto a un curso por el placer de aprender algo. En el intercambio con los compañeros pasa algo extrañamente mágico ya que no nos conocíamos -cada uno viene de un andarivel económico diferente, de distintas profesiones, de distintas edades- y sin embargo, esas diferencias no importan. En el Departamento tanto docentes como alumnos aprendemos del otro. Esto es como el amor, el aprendizaje es así: no ama uno solo, sino que aman los dos. 

 

¿Cree que desde el Departamento de la Mediana y Tercera Edad se ha aportado a que el adulto mayor tenga una participación más activa en la sociedad?

Sí. Por ejemplo, la Asociación Universitaria de la Mediana y Tercera Edad, desde que la creamos como nuestra cooperadora, colabora con los tés, desfiles y charlas que organiza para mejorar las instalaciones donde se dictan los cursos. Incluso sostienen una nutrida biblioteca para los asociados. Además, durante un tiempo funcionó un programa en donde los adultos mayores brindaban apoyo escolar a los alumnos con dificultades en las escuelas. Por otra parte, el Club de Narradores ha traído al Departamento numerosos premios importantes, tanto locales como nacionales, uno de ellos fue otorgado en la Feria del Libro Infantil y Juvenil. Miles de niños de la ciudad y  alrededores han disfrutado de sus cuentos en escuelas, hospitales y bibliotecas.

 

¿Cuál es su deseo para los próximos 35 años del Departamento de la Mediana y Tercera Edad? ¿Qué cosas le gustaría que no se perdieran de vista?

Tengo la impresión de que mucha gente que viene a los cursos no sabe de dónde salió la idea del Departamento, no hablan de ello con los profesores, con los coordinadores. Y sería bueno que lo conocieran. Además, sería bueno que no se pongan tantos reparos de horario, de frío, y que los viejos se movilizaran más para acceder a los cursos.
Quiero repetir que el ideal mío es que siempre haya un equilibrio entre lo que es la oferta de conocimiento y la oferta de otro tipo de talleres, que el Departamento sea distinto a un sindicato o una vecinal. Tiene que haber una diferencia en calidad educativa más alta porque es lo que distingue a la Universidad. 

 

 

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